Un mundo de sonidos...
Les platico cómo fue que surge el libro de AN: _rmonías _octurnas y un poco sobre lo que trata
HISTORIAS DE UN ESCRITOR
IsraelMR
3/14/20243 min read
La música y su capacidad para desdoblar nuestra imaginación.
No estoy seguro, pero podría apostar que todas las personas poseen un placer relacionado con ese mundo de los sonidos. El mío se remonta a una eternidad. Desde viejos recuerdos en el piano de mi vieja escuela, hasta intensos momentos de amistad entre cerveza y slam, la música comenzó a formar parte de mi vida muy pronto y de alguna manera se adhirió a ella.
Podría jurar que los instantes más hermosos y los más aterradores de mi vida se han acompañado de armonías y sonidos. Incluso algunos de mis sueños se han cargado de un soundtrack de fondo.
Han pasado algunos años desde aquellas ocasiones en las que comenzaba a elegir, a placer, el sonido de mi andar; sin embargo, la música sigue siendo un agente embriagador de mi realidad.
Fue así como comenzó todo este asunto del libro AN: _rmonías _octurnas.
La construcción de ese libro, más que ser una idea planteada desde un principio con todos sus puntos y comas, fue todo lo contrario; incluso podría aceptar que es un texto ciertamente estresante en su proceso.
Les cuento...
Suelo acudir a escuchar música a varios lugares, digamos que dejé las plataformas para buscar la música en vivo y, como muchos de los escritores, siempre cargaba conmigo algún texto en proceso. En un principio todo marchaba de acuerdo con la rutina tradicional de un escritor de closet, hasta que un día, de la nada y sin avisar, las cosas cambiaron; agarré una hoja y, mientras la música tomaba su curso en alguna tocada, comencé a escribir.
Quizá simplemente requería desfogarme de algún mal, no lo sé, el caso fue que construí un pequeño texto en el que me dejé envolver por el mundo de los sonidos. Las imágenes se desbordaban en mí como tradicionalmente ocurre cuando escucho música, solo que en aquel momento me comencé a esforzar por tomar esas imágenes para traducirlas en palabras. Ciertamente escribo rápido, pero no tanto; así que la experiencia resultaba retadora en extremo. Muchas imágenes, muchos sentimientos, mucha pasión, todo ocurriendo a cada momento.
Al terminar me percaté de cuánto había disfrutado aquello, no sólo me había dado el placer de escuchar música, también, de alguna manera extraña, me había convertido en ella... por momentos. Obviamente no eran partituras lo que yo tenía, eran historias, incluso palabras desarticuladas sin sentido; sin embargo, representaban un mundo paralelo al mío, uno de sonidos en el que me había dejado llevar. Entonces surgió la idea del libro; tenían que ser textos completos, que no tambalearan en su proceso pero que, a su vez, tuvieran la característica de ser escritos sí y sólo sí había música de por medio.
Comencé a fomentar este tipo de escritura y al mismo tiempo me di cuenta de que los ritmos y las estructuras musicales también eran capaces de modificar el texto, entonces fue que probé con diferentes géneros.
Vaya momentos inmersos de tanto.
Creo que, aunque no lo parezca, el arte en general posee un fundamento común que es capaz de traducirse en diferentes versiones sobre lo mismo. Mis historias se tuvieron que ajustar a prestar atención a su realidad de momento y, a la vez, a conservar su carácter de historias. Sonidos que se convirtieron en fundamento sobre realidades para ser contadas a través de las palabras.
Los veo en el siguiente post...