Jugando con un Cadáver
Texto con referencia al Cadáver Exquisito construido en Alessa Café el día 30 de octubre de 2024 en el encuentro de “Café y Letras” con motivo del día de muertos.
HISTORIAS DE UN ESCRITOR
IsraelMR
11/5/20245 min read
Quizá hace algunos años, en torno a una mesa de dudosa figura se encontraban sentadas varias personas. Todos diferentes al perfil común, todos demostrando una versión extraña del ser humano, todos amantes de una sola musa “El Arte”. Personajes de esos que divagan por rincones desconocidos y por azar terminan charlando entre vino y whiskey, vaya realidad.
En 1925 una de esas mesas estuvo compuesta por mentes como las de Yves Tanguy, Jacques Prévert, André Breton y Marcel Duchamp quienes entre trago y trago eligieron jugar algo denominado Consecuencias y terminaron bautizando al primer cadáver exquisito bajo la primera frase del ejercicio “Le cadavre exquis boira le vin nouveau” (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo).
Después de aquella ocasión muchos nombres pasaron por el cadáver como los de Rober Desnos, Paul Éulard, Tristan Tzara, Enrique Lihn, Nicolás Calas, Joan Miró, Salvador Dalí o Alejandro Jodorowsky; incluso Pablo Neruda y Federico García Lorca (Poemas al alimón) y Nicanor Parra y Vicente Huidobro (El quebrantahuesos) les dieron una nueva esencia.
Jugando con las palabras, quizá un “Cadáver exquisito” no es sólo una amalgama de instantes al tiempo de la escritura, quiero pensar que corresponde a una suerte de amistad artística.
Desde hace ya muchos años se han registrado reuniones en las que artistas de diferente índole la pasan bien. Tertulias, Salones literarios, Salones parisinos, eventos por los que una cantidad infame de artistas pasaron y que sirvieron como puntos de amistad y tal vez de éxtasis e inspiración, y podría ser que eso es lo que ofrezca lo exquisito al “Cadáver Exquisito”.
Cadáver Exquisito construido en Alessa Café el día 30 de octubre de 2024 en el encuentro de “Café y Letras” con motivo de Halloween y el Día de muertos.
Autores en desorden: Literatos a la Carta (@urbanoluchon), Delaia (@sweethaz95), Natalia G (@mapaerotico), Olympia (@oly_ramz), Jorge Cortes (@jcherce) Andy Ameneyro (@andyameneyro), Jesús Rivera (@escritor_jesus_rivera), Ana Elo (@los_otros_perros_de_ana), Ixchel Novelo (@pretty_silence8), Ricardo Rosales (@ricardorospaun), Mariana Ortega E (@ortegaescobedo.mariana), IsraelMR (@artarte.art)
La neblina era densa, perversa. Llevaba unas horas conduciendo, pero se sentían como lúgubres y eternos días. Le habían advertido la importancia de revisar el mapa, pero era terco, como suelen ser casi todos los hombres. Los faros de su moribundo vehículo intentaban dibujar el horizonte, pero era inentendible, inquietante. Aquellos, tan solo resultaban luciérnagas inútiles en el profundo infinito.
Quizá no sería el mejor momento, pero la imaginación nos traiciona cuando más la requerimos, así que una cinta siniestra comenzó́ en su mente. ¿Cuáles serían todas las formas en las que, esa noche, podría morir?
Sería la luz mortecina, la rumba loca, tu imagen desbocada;
seré el que poco a poco te llena la vida, entre tanta muerte creada;
mínima esperanza de que él se vaya, que muera y que yo renazca;
mírate tienes dos corazones ¿ME PODRÁS DEVOLVER EL MIO?
Tal vez no, pero no importa. Quédate con él y aplástalo, quémalo, cómelo. No importa lo que hagas con eso que arrebataste de mi pecho, no me importa que te vuelvas caníbal y cometas esa atrocidad inimaginable. Porque así y solo así podría estar contigo por siempre. No me importaría morir por ti, morir porque me lo pides, por divertirte. Si no fuera capaz de amar con todo mi ser, con todo mi cuerpo, ¿para qué vivir?
La noche es eterna, fría. El purgatorio perfecto para enfrentarme a mis miedos. Tengo sed. Siento como late la sangre en mis sienes. La sangre. ¿Y si nos convirtiéramos en vampiros? Así podría conservar cada uno su corazón, pero nuestras venas compartirían el alma. La eternidad tendría entonces un propósito, adorarte toda la vida. Corrijo, adorarte toda la muerte.
Siento como tus colmillos perforan mi piel. Primero mi garganta y a continuación mis muñecas. Me derrito entre tus manos. El rojo de mi sangre alcanza a deleitar mis pupilas, antes de que todo se torne completamente negro. Todo se vuelve tú. Mi vida tú. Tú mi más anhelada muerte.
De pronto el gozo le abre paso al dolor. ¿Así se siente desprenderse de la vida? Tus uñas se clavan en mi piel, abriéndose paso hasta los huesos. Ya no puedo sentir el amor de antes, sólo odio. Odio puro.
Me siento como tonto de sentir y pensar esto. ¿Tu burdo disfraz te transformó en un vampiro real? Nunca pensé que algo así me convenciera. ¡LOS VAMPIROS NO EXISTEN! pienso y re-pienso mientras me desangro de a poco.
Creo escuchar a Silvio mientras me voy quedando dormido. Dormido, eso es. Mi odio se acentúa cuando creo dormir entre una canción que es imposible que esté sonando en realidad. Creo que muero, no me siento bien de morir odiando.
Morir odiando, noooo, como dijo Sabina, a ser feliz, aunque sea, por joder, llevo tus besos más allá de la muerte y eso me hace perdonar todo. Me limpian, me liberan.
Escucho el chirrido de la puerta, lentamente se abre y se acerca una sombra, ¿viene a llevarme? Una sombra que se asoma discreta, silenciosa y con una vibra pesada, he pasado del odio al miedo, un miedo desenfrenado.
La sombra se acerca a mí, un poco de luz vislumbra tu rostro, parece ser que no eras quien yo creí, tal vez aún tengo sentimientos encontrados, primero miedo, luego ansiedad seguido por alivio y finalmente felicidad de verte por fin una última vez antes de morir.
Es entonces cuando aquella sombra tan espeluznante se atreve a tocarme, así es, tocarme, aquella sombra se volvió un SER tan terrorífico que me ha dejado en blanco por aquella sensación de terror que deja a su tacto .
Corro, la oscuridad se vuelve mi mundo, y el terror corre por mis venas, con el tacto encuentro una puerta por la cual logro atravesar, y oh sorpresa, aquella sombra, aquel ser esta frente a mí .
La observo hasta encontrarme con sus ojos penetrantes, es un ser diferente que extrañamente, su esencia resulta familiar, como algo antiguo, aquello que se quiere ocultar desesperadamente, saliendo a la claridad de la luna. Lo que se presencia al sentirlo de frente, me envuelve en un vacío de sensaciones, mi cuerpo ni siquiera responde, me di cuenta de que no puedo huir más.
De repente ya no soy más un ser humano sino un insignificante insecto atrapado sin remedio en una telaraña inescrutable. Mis ojos buscan desesperadamente algún rastro de posible escapatoria o siquiera alguna accidental mirada de un ser cuya compasión pueda apiadarse de mí. Pero nadie acude al llamado de mis ojos lastimeros, nadie socorre al insecto insignificante ante su fatídico destino.
Sin embargo, comienza a invadirme una trémula tranquilidad, una certeza de que sólo la inevitable muerte será capaz de liberarme de cualquier trance y que pone en perspectiva todo dolor y todo sufrimiento. ¿Será que verdaderamente la única escapatoria es la completa ausencia y un inexplicable e inconmensurable vacío?
A este momento aún no lo sé. Entiendo que el desaparecer le ofrece un a posibilidad al devenir de las cosas, pero en lo profundo luce como un error. Quisiera que existiera un oráculo al que le pudiera preguntar, quisiera que las dudas fueran capaces de disiparse, quisiera...
Esas fueron las últimas palabras que se le escucharon. Nadie volvió a encontrarlo en sus caminatas esporádicas por la rivera o sus visitas a la librería, el café o aquel parque que más de una vez escuchó los trazos de su historia.
Un ejercicio extremadamente interesante.
Mi profundo agradecimiento para todos los participantes en la versión de "Café y Letras" del 30 de octubre en la que pudimos disfrutar de las lecturas en compañía de excelentes músicos...
Nos leemos pronto...