El Inicio...

- Buenos días, permítanme acomodar mis cosas y comenzamos. Se pueden sentar donde más les guste…

En ese momento comencé a sentir un algo que recorría mi cuerpo. Yo nisiquiera quería estar ahí y, según podía ver, ya no había vuelta atrás. Aparentemente, aquel señor que recién había entrado por la puerta sería el que encabezaría la reunión; pero, su atuendo, su imagen… ¿Cómo había llegado a ese lugar? ¿En qué momento me habían faltado los pantalones para decir que no quería ir? Que flaqueza de integridad por haberme dejado embaucar de esa manera…

Yo había llegado unos minutos antes y, después de observar la cara de las demás personas, había elegido el asiento de la orilla justo a un lado de la ventana. Entre las persianas entraban algunos destellos del sol; eso era bueno pues el ligero resplandor amarillento de la lámpara era tan tenue que resultaba vergonzoso para cualquier utensilio de luz.

En cuanto el señor acomodó su saco y su portafolio de cuero en una de las mesas, se dirigió hacia nosotros y dijo:

- Yo soy el Dr. Luis Villavicencio. Les voy a explicar lo que haremos aquí. En cada una de las sesiones, ustedes platicarán un poco sobre lo que les ha pasado durante la semana. A partir de lo que digan yo, esporádicamente, les haré alguna pregunta. Siéntanse cómodos, sólo platiquen aquello que quieran compartir y todo saldrá bien…

Conforme avanzaba en cada una de sus palabras me quedaba más claro que no quería asistir a esas reuniones. Por un momento pensé en simplemente dirigirme al baño y darme a la huida, pero el tener que tomar mi chamarra y mi mochila terminaría por ser problemático.

- Pues comencemos. Nos tenemos que presentar, cada uno diga su nombre, a qué se dedica, por qué está aquí y platíquenos algo que quieran compartir. Si no hay dudas vamos a empezar. ¿Quién quiere presentarse primero?

Francamente habían pasado varios años desde que no pasaba por aquellos nervios desagradables. Obviamente, aún no me gustaban esas cosas de las presentaciones e intenté hacerme lo más transparente que pude. Si no me muevo no me ve… no lo mires a los ojos…

- ¿Nadie?

Que no me vea… que no me vea…

- Bueno, comencemos contigo. El que se encuentra cerca de la ventana.

¡¡¡Rayos…!!! Por un momento lo miré esperando que eligiera a alguien más; pero, él me veía como diciendo: te elegí y te toca…

Tardé unos segundos en animarme y, finalmente dije:

- Pues, pues… ah… soy IsraelMR y pues vine porque… mmm… pues me mandaron…

- ¿Te mandaron?

- Pues, se podría decir que sí…

- ¿Cómo que te mandaron?

- Pues le intentaré explicar. Yo me dedico a escribir… Ya tiene unos años que escribo y todo el tiempo juego con mis personajes entre la realidad y la fantasía. En el fondo nunca me queda claro en dónde se encuentra la línea que divide un mundo del otro; en ocasiones parece que ambos existen en el todo, sólo que solemos no prestar la atención suficiente como para percatarnos de ello. He hablado con tantos seres, con tantos personajes, que me resulta inverosímil aceptarlo. Cuando comencé a escribir, jamás creí que crear historias fuera algo tan profundo y que pudiera impactar tanto mi vida. Creo que por eso me mandaron… suelen no entenderme y, pues… aquí estoy…

- Muy interesante lo que nos compartes IsraelMR, podría ser que tú y tus personajes no estén tan equivocados; espero que lo logres averiguar con nosotros. Bienvenido…!!!